La Muralla urbana de Huesca se encuentra en la localidad, capital provincial, del mismo nombre.
.Rodeando el casco histórico se alza la Muralla de Huesca. Construida en el siglo IX por los musulmanes, se convirtió en la ciudad más al norte de al-Ándalus y en una de las más importantes para el Califato de Córdoba por su situación fronteriza.
Para protegerla se hizo necesaria la construcción de una muralla, de tal envergadura que llegó a medir 2.000 metros de perímetro. Contaba con casi 100 torreones separados 22 metros entre sí, lo que le dio el nombre de "Wasqa, la de las 99 torres".
A las puertas de la Muralla de Huesca murió el rey Sancho Ramírez, después de haber estado planeando la conquista de la ciudad desde el cercano Castillo de Montearagón. Seis meses de asedio le llevó a su hijo, el rey Pedro I de Aragón, conquistar finalmente Huesca para los cristianos.
Los trabajos de restauración de los paños de la muralla que aún permanecen en pie han durado varios años, dándose por finalizada la última fase en el 2012. Aprovechando las obras se añadió un paseo por la ronda superior, desde el que se puede disfrutar de una excelente panorámica de la ciudad.
En la construcción original de la muralla había 7 puertas, cuatro de ellas coincidentes con los puntos cardinales. Hasta nuestros días únicamente ha llegado la Puerta de Montearagón, conocida popularmente como La Porteta.
De los 99 torreones originales, hoy en día sólo se conserva el Torreón del Amparo o Torreón del Septentrión, situado en el paño más al norte de la antigua muralla.
En los últimos años ha sufrido un importante proceso de restauración para devolverle parte de su antiguo esplendor.
Por su importancia histórica, fue nombrada Bien de Interés Cultural de Aragón en 2006.
Protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre la protección de los castillos españoles (BOE núm. 125, de 5 de mayo de 1949) y por la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de Eduardo Argote Fraile, Luis Puey Vílchez