Comunidad: Aragón |
Provincia: Zaragoza
Municipio: Navardún |
Localidad: Gordún
Código: Z-CAS-055
Monumentos militares: Torres señoriales, palacios en torre y torres de fortificación.
La torre de Gordún se alza sobre una pequeña colina, detrás de la iglesia de la aldea del mismo nombre. Esta es lo único que queda de la antigua fortaleza, una torre de planta cuadrada de 6 metros de lado por 12 de altura, que perdió sus almenas y parte de su altura, siendo utilizada actualmente como campanario de la iglesia adjunta, aunque aún pueden verse sus saeteras y ventanas semicirculares. Las primeras referencias históricas a esta fortaleza datan del año 1037, cuando Ramiro I donó al monasterio de San Juan de la Peña dos fincas de Gordón y Urríes.
La Torre de Gordún se alza sobre una pequeña colina, detrás de la iglesia de la aldea del mismo nombre, perteneciente al municipio de Navardún, provincia de Zaragoza.
Las primeras referencias históricas a esta fortaleza datan del año 1037, cuando Ramiro I donó al monasterio de San Juan de la Peña dos fincas de Gordón y Urríes. En 1198 Pedro II la entregó a Pedro Aznar, a cuya familia perteneció durante más de dos siglos. Perdida por el señor de Gordún con ocasión de la derrota sufrida por Jaime de Urgel, del que era aliado, tras las decisiones del Compromiso de Caspe de 1413, Fernando I la entregó en 1414 a Lope de Gurrea.
De la antigua fortaleza solo queda una torre de planta cuadrada de 6 metros de lado por 12 de altura, que perdió sus almenas y parte de su altura, siendo utilizada actualmente como campanario de la iglesia adjunta, aunque aún pueden verse sus saeteras y ventanas semicirculares.
A la base de la torre se accede por una casa que está adosada y derrumbada (no se puede acceder al interior).
Protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre la protección de los castillos españoles (BOE núm. 125, de 5 de mayo de 1949) y por la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de Eduardo Argote Fraile, Luis Puey Vílchez