El Castillo de Piedra Bermeja se encuentra en el extremo sur, y más bajo, de la localidad de Brihuega, provincia de Guadalajara, junto a la iglesia de Santa María. A esta fortaleza medieval la llaman así porque tiene su basamenta sobre eminencia rocosa de tono rojizo, muy erosionada y socavada de pequeñas grutas.
La presencia humana en Brihuega se remonta a la época de los íberos, como lo demuestra la existencia de un castro ibérico en su entorno.
Los árabes construyeron un castillete o torreón defensivo, que en la época del reino taifa de Toledo fue ampliado y llenado de comodidades, de tal modo que sirvió para que en él pasaran algunas temporadas el rey Almamún, su hija la princesa Elima, y el rey de Castilla Alfonso VI cuando todavía no era sino aspirante al trono. Según se refiere en la Crónica de España escrita por Alfonso X el Sabio, el futuro monarca castellano Alfonso VI recibió en donación del musulmán la villa de bryuega. El historiador y arzobispo Ximénez de Rada la denomina en su De Rebus Hispaniae como «Castrum Brioca».
Tras la toma de Toledo, en el año 1085, el rey castellano otorgó Brihuega al arzobispo de la nueva sede, don Bernardo, y le concedió para siempre el señorío de la villa y castillo. Los arzobispos toledanos pasaron aquí largas temporadas y periodos de descanso y celebraban concilios. El arzobispo que más ayudó a Brihuega fue don Rodrigo Ximénez de Rada, gran político e historiador que tanto ayudó al engrandecimiento de Castilla durante los reinados de Alfonso VIII y Fernando III. A él se deben los más importantes monumentos religiosos de Brihuega, como las iglesias de San Felipe y Santa María, pudiendo añadir a la lista de sus iniciativas la de culminar el ya reconstruido castillo briocense con una capilla de corte gótico en la que tantas veces él mismo habría de celebrar los oficios religiosos.
Tanto la fortaleza como la muralla completa de la villa de Brihuega hubieron de sufrir algunos avatares guerreros de cierta importancia. Fue uno de ellos el cerco al que en 1445 sometió a la villa el ejército del Rey de Navarra, que pretendía anexionarse esta población. Fue bravamente defendida por sus habitantes. Todavía en 1710, se dio aquí la gran batalla con la que terminó la Guerra de sucesión y el acceso de los Borbones al trono de España.
El castillo de Brihuega, construido a finales del siglo XI sobre otra edificación musulmana anterior, y reformado en los siglos XII y XIII, hizo siempre de finca de recreo y residencia, más que de un auténtico baluarte guerrero.
Sobre la primitiva alcazaba musulmana se añadieron, en el siglo XII, estancias de estilo románico. Posteriormente, en el siglo XIII, se construyó la capilla en estilo gótico de transición. Entrando por la puerta que existe junto a la iglesia de Santa María, el núcleo central del castillo consta de un espacio central, el más elevado, en el que hoy aparecen unas construcciones que debieron pertenecer a salones del palacio. Delante, un amplio espacio abierto con restos de otras construcciones, que sirve de cementerio.
Adosado a este primitivo núcleo constructivo, existe un conjunto de edificaciones al norte, consistentes en una larga nave cubierta de bóveda de cañón, y que hoy se denomina y utiliza como capilla de la Vera Cruz, a la que se entra por sencilla puerta desde el prado de Santa María. Desde el nivel superior se accede a la que fue capilla del castillo, y que es hoy la pieza artística más singular que en él se conserva. Es un espacio de dimensiones cuadradas, planta poligonal, con cinco lados, y que constituye un elegante espacio de arquitectura gótica inicial, obra de los primeros años del siglo XIII, tiene sus cubiertas formadas por arquerías apuntadas, ojivales, y en el ábside se abren tres ventanales esbeltos y apuntados, mostrando ménsulas de decoración vegetal, y claves en las bóvedas.
El patio de armas alberga la iglesia de Santa María de la Peña, soberbia obra gótica de transición, edificada en el siglo XIII y con posterioridad mejorada, así como las ruinas del que fuera convento franciscano de la reforma alcantarina.
Se encuentra en estado de ruina consolidada, parcialmente restaurado.
Es de propiedad municipal y se usa como cementerio municipal y dependencias religiosas.
Es de acceso libre en horario de domingos y festivos por la mañana, para cualquier otro día hay que contactar con el párroco de la iglesia de Santa Maía.
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Fecha de última modificación: 14/06/2020
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