Los escasos restos de la fortaleza de Abanilla se encuentran sobre un cerro alargado y estrecho en torno al cual se fue formando la villa. Durante la Baja Edad Media marcó la seguridad y el control sobre el territorio y sus habitantes hasta bien entrada la Edad Moderna. Perteneció al noble aragonés don Guillén de Rocafull y a la Orden de Calatrava.
Los escasos restos de la fortaleza de Abanilla se encuentran situados en la última estribación suroccidental de la sierra homónima, en un cabezo aislado de escasa altura enclavado en pleno centro urbano de la localidad de Abanilla, provincia de Murcia.
Se puede acceder a los restos de esta fortificación desde el núcleo urbano, desde el norte por la calle Castillo, o desde el oeste por un escalinata en la plaza de la Constitución.
Durante toda la Baja Edad Media, el castillo se convirtió en el elemento más característico de toda la zona, marcando la seguridad y el control sobre el territorio y sus habitantes hasta bien entrada la Edad Moderna.
Tras la sofocación de la rebelión mudéjar del Reino de Murcia de 1264, Alfonso X el Sabio concedió población y castillo al noble aragonés don Guillén de Rocafull. En 1462 pasó a manos de la Orden de Calatrava, manteniéndose durante cuatro siglos.
Hacia el siglo XV el castillo se conservaba en buen estado, y la pequeña población, formada por un centenar de casas, estaba situada tras un recinto amurallado en la ladera septentrional del cerro.
Aunque son escasos los restos conservados, parece ser que el castillo ocupaba toda la parte alta del sector oriental del cerro donde se hallan sus ruinas. Su planta se inscribió en un óvalo de unos 100 metros en sentido este oeste por unos 75 metros en sentido norte-sur.
De la muralla quedan vestigios del lienzo sureste, un muro de unos 25 metros de longitud y 6 metros de altura media, levantado sobre un potente zócalo de mampostería, y construido en sólido tapial de tierra encofrado enlucido con mortero, hoy prácticamente desaparecido.
Hacia el norte de conserva los restos de otro lienzo (dirección este-oeste) de aproximadamente un metro de anchura, fabricado en tapial de argamasa.
La estructura conserva una longitud de unos 17 metros y no sobrepasa nunca los dos metros de altura, pero encaja bien, según los arqueólogos, con la localización aquí de la principal puerta de entrada al recinto, ubicada entonces hacia al final de la calle del Castillo, en la parte vieja de la villa.
También se conservan restos de las estructuras constructivas donde se debió encontrar la puerta principal.
Actualmente, el castillo de Abanilla se encuentra declarado Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
El Patrimonio Histórico Español está protegido por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (B.O.E. núm. 155, de 29 de junio de 1985).
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 2023-09-17
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