Las Caballerizas Reales se encuentran a la entrada del Barrio de San Basilio, uno de los más típicos de Córdoba,lindando con el Alcázar de los Reyes Cristianos y abriendo su portada principal a la calle a la que da nombre.
En el 1570, Felipe II dio rienda suelta a su afición por los caballos y a su proyecto de crear una raza propia de caballos, el Pura Sangre Español. Para ello mando construir las Caballerizas Reales en los antiguos terrenos del Alcázar de los Reyes Cristianos. En ellas se crió el caballo español, también llamado caballo andaluz, de ascendencia árabe, muy apreciado para montar.
En 1757 un incendio destruyó gran parte del edificio, siendo reconstruido por orden del rey Carlos III, y adquiriendo el aspecto que hoy presenta.
A finales del siglo XIX un discípulo de Eiffel construyó el picadero.
Las instalaciones albergaron durante varios siglos uno de los depósitos de sementales más importantes, hasta que la Junta de Andalucía decidió desmantelarlo y trasladarlo a tierras sevillanas.
Su emplazamiento posee una gran tradición histórica, ya que su proximidad al río ha sido considerada de especial interés por las diferentes civilizaciones que han pasado por Córdoba, quienes han instalado aquí diferentes infraestructuras administrativas.
El edificio se estructura alrededor de un patio de operaciones, e incorpora parte de los jardines del Alcázar Viejo así como restos de lienzo y torreones del antiguo recinto amurallado. Los elementos de mayor interés son la nave de las caballerizas, el picadero, el torreón de la muralla y los jardines.
La fachada es de dos alturas, y presenta pilastras de ladrillo con huecos sobrios. La portada de acceso es de piedra y está formada por un arco de medio punto con escudo real en su clave, y una balconada con columnas y tres huecos en la planta alta.
La cuadra principal, con capacidad para 72 caballos, se encuentran en la planta baja, y está formada por tres naves separadas por columnas y cubiertas por bóvedas vaídas. La nave central más ancha que las laterales, tiene el abrevadero al fondo, y su suelo es de chinos. Las naves laterales albergan los pesebres, y el suelo es de granito.
En el muro sur hay una segunda cuadra, que se comunica con el Alcázar de los Reyes Cristianos a través de ventanas.
El picadero se encuentra en el oeste, anexo al recinto amurallado, y está formado por una estructura metálica de más de 20 metros.
Su estado de conservación es bueno.
Es de propiedad pública, del Ayuntamiento de Córdoba.
Bien protegido por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de Ramón Sobrino Torrens